Los zompopos de mayo (pero que ahora salen en junio), no están extintos. Los fuertes aguaceros los hacen emerger de las entrañas de la tierra, alzar el vuelo, inundar las calles de los barrios y los canastos de los mercados. Aunque suenauna práctica cruel, sería un mentiroso el que diga que nunca los puso a pelear. En esos tiempos de mayo, no había mejor cosa para un niño que tomar varios zompopos (sobre todo los grandotes), llevarlos a la escuela, escoger el mejor, marcarle con una tiza el lomo para diferenciarlo de su adversario, y ponerlo a pelear.
Muchos preferian ponerlos en un comal y cuando ya estaban bien asaditos ponerles limon y comerlos.
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