Cuentan los indígenas kekchíes de Cobán que el Tzultaka es el Dios del Maíz, es el Dios de las alturas, de las profundidades, de la abundancia, de los animales.
Celso A. Lara Figueroa
También es el Señor del Cerro, el Dueño del Mundo. Los indígenas pocomchíes de la región también le llaman Kajal Yuk Quixcab, que tiene el mismo significado.
El Tzultaka siempre ha vivido en una cueva y continúa viviendo en las cuevas y en los cerros de la Alta Verapaz. Tenía una hija llamada Cana Po que se dedicaba a los oficios domésticos y como una buena muchacha también le gustaba tejer y bordaba en sus tejidos todos los acontecimientos del día.
La hija del Tzultaka era la Luna y todos los días pasaba cerca de su casa Xbalamke que era el Sol y quien trataba de impresionarla porque se había enamorado de ella. Para que se diera cuenta de que era un hombre muy importante, pasaba todos los días cerca de la casa llevando como presa un venado. Cada vez que la señorita Luna veía pasar a Xbalamke se sentía impresionada y comentaba que ese hombre era un buen cazador. Un día le dijo a su papá, el Tzultaka que para ella aquel hombre era muy atractivo y que estaba segura que él también le correspondía con el mismo atractivo que ella sentía por él.
Celso A. Lara Figueroa
También es el Señor del Cerro, el Dueño del Mundo. Los indígenas pocomchíes de la región también le llaman Kajal Yuk Quixcab, que tiene el mismo significado.
El Tzultaka siempre ha vivido en una cueva y continúa viviendo en las cuevas y en los cerros de la Alta Verapaz. Tenía una hija llamada Cana Po que se dedicaba a los oficios domésticos y como una buena muchacha también le gustaba tejer y bordaba en sus tejidos todos los acontecimientos del día.
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