La historia del Milagroso Señor de Esquipulas, llamado también Cristo Negro de Esquipulas, es muy conocida en los países de Centro América y el sur de México. En 1595, a pedido de los indígenas del pueblo de Esquipulas, Guatemala, un joven muy religioso de nombre Quirio Cataño, esculpió la imagen de Cristo crucificado. Los indígenas querían una imagen de color oscuro, semejante al color de su piel, pero como no existe madera tan oscura, aceptaron la que el joven Cataño les entregó a los pocos meses, y que fué colocada en una especie de ranchito-cabaña, mientras terminaban el Santuario en el centro de Esquipulas, al mismo que su celebración quedó fijada para el día 15 de enero.
Existen varias versiones en relación con el color oscuro de la imagen. Una es que el humo de los innumerables cirios que alumbran el Santuario constantemente, provocó el oscurecimiento de la imagen. La tradición nos dice que de la noche a la mañana apareció completamente oscura, milagro que hizo Nuestro Señor para complacer a sus hijos del pueblo de Esquipulas.
Los milagros son innumerables. La veneración al Señor de Esquipulas trasciende las fronteras de Guatemala. Millones de peregrinos procedentes de toda Latinoamérica, así como también de Europa acuden anualmente a venerar la sagrada imagen. Hay varios libros que se han escrito sobre el Señor de Esquipulas y sus milagros. Las novenas son numerosas.
El Santo Padre Juan pablo II visitó Guatemala el 6 de febrero de 1996 para celebrar los 400 años de haber sido esculpida la Imagen del Señor de Esquipulas. En esa ocasión designó al Santuario como Basílica.
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