viernes, 15 de octubre de 2010

Historia en Peten...


Una historia en la jungla



El Parque Nacional Tikal se encuentra a 550 kilómetros al norte de la Ciudad de Guatemala, en la región del Petén. La vegetación se hace más exuberante y la temperatura va subiendo, a medida que te acercas a la selva húmeda tropical. El parque comprende 576 kilómetros cuadrados, pero el área preparada para los visitantes abarca sólo 17 kilómetros cuadrados.
Si bien el parque está bien señalizado y los accesos son fáciles para recorrerlos a pie, lo apropiado es ir con un guía experimentado para aprender a cada paso, ya que se trata de una de las ciudades mayas de mayores dimensiones. En 1979 fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, dada su importancia arqueológica, antropológica y su riqueza natural.
Antes de iniciar el recorrido hay que hacer una parada obligatoria en el Centro de Visitantes, localizado a pocos metros de la entrada del parque. Allí se puede ver una maqueta gigante con todos los templos, la cual te ayudará a orientarte y no perderte durante la visita. Además aprovecha para adquirir película fotográfica y comprar agua, antes de la larga caminata.

Ya en el camino, hacia la derecha del Centro de Visitantes, empieza la ruta principal, que a pocos metros se bifurca en los senderos que llevan a los templos. Primero se divisa uno de los estanques
que crearon los mayas para reservorio de agua de lluvia, ya que la región carece de ríos o lagos. Actualmente, en la Cisterna Tikal viven cocodrilos que se dejan ver cuando las aguas están bajas, indica el guía Salvador Trujillo.
Desde ese punto hay varias formas de encarar la caminata, una de ellas puede ser comenzar por el Complejo de las Pirámides Gemelas. Este sector está cubierto por un manto de misterio, ya que sólo una de las estructuras está descubierta en sus caras norte y oeste. El resto de los monumentos están tapados por la vegetación y sólo se ven los montículos.

A pocos metros de ahí, enfrente de la pirámide, está el Palacio de las Nueve Puertas, residencia de la elite maya. Según Trujillo: Es probable que ese palacio haya pertenecido al Señor de los Bosques. Su interior guarda la Estela 22 y su altar, ambos cubiertos por un techo de paja, a la que aún se le notan sus colores originales: rojo y azul.

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